El
mundo de la rockola, ese artefacto tecnológico que de alguna manera se
involucró en nuestra adolescencia, juventud e inmanencia de hombres
puros. Recordar la historia de este artefacto nos lleva a hacer una
retrospectiva que data desde 1877, cuando Thomas Alva Edison inventara el fonógrafo.
Pero
propiamente, se debe el desarrollo de la rockola al comerciante de San
Francisco Louis Glass, quien le dio al fonógrafo de Edison una visión de
diversión masiva y lucrativa, para lo cual ...añadió al fonógrafo de Edison cuatro tubos con audífonos y ranuras para recibir monedas".
Así fue como nació la rockola (primer fonógrafo accionado con monedas), haciendo su aparición en el mercado el 23 de Noviembre de 1889 en el Glass Palais Royale Saloon, de San Francisco.
La historia de la rockola se ha vuelto centenaria, y como lo afirma Hummel: "Glass rescató a ese invento para la posteridad".
Son
más de cien años transcurridos desde aquel lejano debut en el Glass
Palais Royale Saloon de San Francisco. Todo un acontecimiento que
rápidamente se propagó por tabernas, restaurantes, centros vacacionales y
otros lugares públicos. La "tragamonedas", como despectivamente fue
bautizada, dio origen a los llamados salones fonográficos, los cuales
literalmente eran asaltados por una multitud entusiasta por oír sus
melodías favoritas a través de auditorios.
En
el último decenio del s. XIX prácticamente todo el territorio
estadounidense estaba "sembrado" por estas máquinas de diversión.
Pero
este furor fue apaciguado con la aparición de otros inventos, tales
como las pianolas activadas con monedas, la aparición del disco de mayor
duración mediante el cual la música grabada se asimiló a la intimidad
del hogar.
Pero
entrado un cuarto del siglo XX reaparecieron las rockolas, con un
sentido diferente para proyectarse en el mercado: diseño novedoso en la
estructura del aparato, seleccionadores dotados de una mayor posibilidad
para la escogencia del cliente. Así fue incorporado a los salones de
baile donde acudía la juventud a divertirse. Según afirmación de Raymond
J. Callourl "el repertorio incluía jazz de Nueva Orleans, fenómeno que en gran medida, gracias a las traganíqueles, se difundió a toda la nación y a otras plazas".
Ya
para los años de la gran depresión encontramos que la rockola se
convierte en el vehículo de masas por excelencia que utiliza el público
para sacudirse las angustias generadas por la crisis.
Así fue como la caja sonora, bellamente diseñada, llena de luz y de vida, dio actualidad a la música de Benny Goodman, Woody Hermán, Glenn Miller, entre otras bandas musicales. De allí la afirmación del experto psicólogo Saúl Silverman: "En aquellos tiempos los jóvenes no vagaban, se concentraban en torno a la rockola".
Aunque parezca un tanto irreverente, podríamos hasta hablar de una geografía musical de la rockola, sobre
todo en estas latitudes que para la época no tenían suficientemente
desarrollada una red de comunicaciones o cobertura nacional e
internacional. Es aquí en donde actúa el invento diseñado por Glass,
cuando se armonizan el disco grabado y la parte mecánica del aparato. A
través de la inmensa geografía mundial se extiende la presencia de la
rockola. Se promociona el folclore de los países, las melodías, las
baladas, canciones, ritmos diversos que son conocidos y apreciados en
otros países.