¿Qué tienen en común la destrucción del transbordador Columbia, la pérdida de productividad en las y la baja calidad de la enseñanza en las escuelas? Según diferentes estudios, el malo de la película es el . Desde los matemáticos de la de Yale hasta el CEO de Microsystems, muchas voces se levantaron en contra de la vieja y ¿querida? herramienta de presentaciones de Microsoft. Nuestro de investigaciones se metió en los vericuetos de esta sorprendente historia y la pone hoy a disposición de los lectores.
“Imagínense un
muy costoso que promete hacernos hermosos, pero no lo hace. Y que a su
vez produce graves efectos secundarios: nos transforma en estúpidos y
pedantes, nos hace perder tiempo y degrada nuestra forma de
comunicarnos. Sin duda esa droga sería retirada del mercado. Y, aún así,
hoy en día el uso de los programas de presentación con diapositivas es
omnipresente”.
Así empezaba Edward Tufte, matemático estadístico y profesor de
Ciencias de la Computación en la Universidad de Yale, su artículo en la
revista Wired, en donde hablaba pestes de la herramienta de
presentaciones de Microsoft. La cita principal de la nota es un juego de
palabras elocuente: "Power Corrupts. PowerPoint Corrupts Absolutely"
(el poder corrompe, PowerPoint corrompe absolutamente).
Tufte sostiene que el PowerPoint está diseñado de tal forma que
induce al usuario a perder el tiempo en diseños y dibujitos que son
responsables de muchas calamidades.
Experto matemático, Tufte es un defensor del minimalismo en el uso
de los gráficos y desarrolló en este sentido varios conceptos derivados
del análisis estadístico. Uno de ellos es el llamado ratio ink-info, la
proporción o cociente entre la cantidad de tinta utilizada y la cantidad
de información transmitida. Sostiene que el PowerPoint está diseñado de
tal forma que induce al usuario a perder el tiempo en diseños y
dibujitos que son responsables de muchas calamidades.
Diapositiva de PowerPoint usada en una presentación de Bill Gates.
Según el planteo de Tufte, esta presentación no cumpliría ninguna norma
básica de sencillez y legibilidad.
Aunque Tufte no es el único en señalarlo:
“Teníamos cerca de 13 gigabytes de almacenamiento de presentaciones
en nuestros discos. Me dan escalofríos de solo pensarlo. ¿Tienen idea de
cuántas horas de trabajo implica eso? ¿Cuánto tiempo dedicado a la
manipulación de clip-arts? Así que prohibí el uso del PowerPoint en mi
empresa. Ya no se puede usar. Si les diera a los empleados un proyector
de transparencias y todos los lápices que quisieran, podríamos
incrementar la productividad mucho más de lo imaginado.”
El que hablaba así, en el año 1997, era Scott McNealy, CEO de Sun Microsystems.
Otros fueron más allá. En Suiza, el año pasado se creó el Partido
Anti-PowerPoint, con expectativas de crecer como fuerza política. Una de
sus bases es evitar que se sigan haciendo presentaciones con el
producto (se ve que en Suiza no tienen demasiados problemas). Los
integrantes del partido sostienen que su uso tiene muchos impactos
negativos, como, por ejemplo, que en la mayoría de los países se castiga
a los alumnos si no hacen sus presentaciones con PowerPoint, o que en
las empresas se obliga a los empleados a dedicar horas a mostrar
resultados creando diapositiva tras diapositiva.
DIAPOSITIVAS Y DICTADURAS
Volviendo a Edward Tufte, en su libro El estilo cognitivo del
PowerPoint analiza las estructuras básicas predeterminadas del producto
(viñetas, niveles de títulos, etc.). Concluye que este diseño nos obliga
a organizar nuestras ideas para que encajen en estas. Y aún más: la
forma vertical de transferencia estructurada de información desde el
“presentador” al “presentado” acentúa la dominancia del orador sobre la
audiencia, lo que se transforma en un modo totalitario de transmitir la
información, como sucede en los regímenes “dictatoriales”. Por eso es
que Tufte usa una foto de Stalin y el ejército ruso en la portada de su
último libro.
Portada de El estilo cognitivo del PowerPoint, en donde Tufte compara a este software con las dictaduras.
La consecuencia: todas las presentaciones son parecidas entre sí:
una lista de items que generalmente se van leyendo en voz alta,
ofreciendo solo información redundante a los participantes, los que a su
vez la están leyendo para sí. Además, debilita el razonamiento verbal y
espacial, ya que genera una estructura sobre la cual debemos amoldar
los conceptos que queremos transmitir. Esto se agrava aún más por el uso
indiscriminado de elementos distractivos: dibujitos, fondos de color,
animaciones, etc.
Tufte concluye su artículo: “PowerPoint es una buena herramienta
para proyectar diapositivas. Pero, en lugar de complementar las
presentaciones, se ha convertido en sustituto de estas, e ignora la más
básica de las reglas de un orador: respetar a la audiencia.”
Un jocoso ejemplo de cómo se debilitan las ideas al usar este tipo
de herramientas es una parodia que Peter Norvig, director del área de
investigaciones de Google, hizo del discurso de Gettysburgh de Abraham
Lincoln. Recordemos que ese discurso ofrecido por el expresidente
norteamericano es considerado uno de los más grandes y famosos de la
historia de la humanidad. Norvig imaginó cómo se hubiera visto ese
discurso mostrado a través de una presentación de PowerPoint.
Menos jocoso es lo que señala Tufte en uno de sus artículos que más
dio que hablar, en donde —al menos parcialmente— responsabiliza al uso
del PowerPoint en la destrucción del transbordador Columbia. Como
nuestros lectores recordarán, en febrero de 2003, el transbordador se
desintegró al reingresar a la atmósfera, debido a una falla en el
sistema de protección térmica de la nave. Todos sus tripulantes
murieron.
Durante el viaje del transbordador, en donde ya se sabía acerca de
inconvenientes en las “tejas” de protección térmica de la nave, los
ingenieros fueron enviando reportes de situación. La sorpresa es que
estos reportes fueron creados en PowerPoint en lugar de usar texto
plano. De hecho, el comité de análisis del accidente hizo referencia al
uso endémico de esta herramienta, que crea dificultades en la
comunicación de la NASA. En pocas palabras, se plantea que se perdió
mucha información cuando los ingenieros intentaron condensar sus
evaluaciones de riesgo para que encajaran en la estructura estándar de
las diapositivas. Tufte analizó en forma pormenorizada que, durante el
viaje, esto hizo que se malinterpretara la información clave con
respecto a los elementos que fallaron. En exclusiva para NeoTeo, aquí
pueden acceder a la presentación técnica completa de la empresa Boeing.
Una de las imágenes que usa David Byrne como apoyo a sus composiciones musicales.
Pero bueno, no todos son detractores. David Byrne, el ex Talking
Heads, lo usa para crear imágenes que complementan su música. En 2005
presentó una charla titulada “Yo amo al PowerPoint”, en donde, lejos de
negar las limitaciones de esta herramienta, afirmó que las usaba a su
favor: “me encanta no tener una paleta ilimitada”.
Antes que abusar de estas herramientas, ¿no será mejor desarrollar
habilidades retóricas, imaginativas y comunicativamente humanas por
fuera de la estructura mental a la que se nos quiere amoldar
constantemente? Como dice Ian Parker, columnista del New Yorker: “Antes
de que existieran las presentaciones, había conversaciones. Que eran un
poco como presentaciones pero con menos viñetas. Y sin necesidad de
bajar las luces.”