lunes, 15 de octubre de 2012

Virtudes para ser feliz


ADAPTABILIDAD

Comprende la naturaleza de las personas con quienes has de estar en contacto.
Ajusta tu modo de ser y tu conducta hacia ellos de tal manera que puedas agradarles. Soporta alegremente las excentricidades de otros. Reacciona siempre de modo armonioso. Sirve a todos. Ama a todos. Siente que el Señor se encuentra en todos, que es el Ser de todos.


HUMILDAD

Respeta a todos. No eleves el tono de voz delante de personas mayores o venerables. Ve al Señor en todos y siente que eres Su servidor y por lo tanto el servidor de todos. No consideres a nadie inferior a tí.


INTEGRIDAD
Desarrolla una personalidad integral. Recoge todos los cabos sueltos de tu carácter. Hazte persona de elevados principios morales. Lleva una vida recta.
Deja que emane de tí la dulce fragancia de rectitud. Todos confiarán en tí.


NOBLEZA

Huye de las bajezas de la mente como del veneno. Nunca consideres los defectos de otros. Aprecia sus buenas cualidades. Nunca condesciendas a los malos pensamientos, palabras y acciones.


MAGNANIMIDAD

Considera a todas las cosas con mente abierta. Ignora los defectos de otros. Sé noble y abierto en cuanto hagas. Evita las charlas inútiles y el chisme. No dejes que tu mente permanezca en cosas pequeñas.


CARIDAD

Da, da y da. Irradia tus pensamientos de amor y de buena voluntad. Perdona a tu prójimo. Bendice al hombre que te injuria. Comparte lo que tienes con todos. Disemina el conocimiento espiritual. Utiliza los bienes materiales, el conocimiento y la sabiduría espiritual que poseas como un don divino que te ha confiado el Señor para que lo distribuyas entre Sus hijos.


GENEROSIDAD

Sé liberal cuando des. Ten un corazón amplio. No seas miserable. Deléitate con las alegrías de otros y en hacer felices a otros. La generosidad es una virtud hermana de la caridad. Es la culminación de la caridad, la magnanimidad y la nobleza.


PUREZA

Sé puro de corazón. Elimina la lujuria, la cólera, la avaricia y otras malas cualidades. Sé puro en tus pensamientos. No dejes que entren en tu mente malos pensamientos. Piensa siempre en Dios. Piensa en el bienestar de todos. Sé puro en tus palabras. Nunca pronuncies palabras vulgares o groseras. Sé puro también con tu cuerpo. Manténlo limpio. Mantén tus ropas y tus alrededores limpios.
Observa las normas de higiene física, mental, moral y espiritual.